A los 70 años, Lupe Esparza, el icónico líder de la banda Bronco, ha decidido romper su silencio, revelando una vida llena de éxitos y desafíos personales que han dejado una profunda huella en su ser. En un emotivo testimonio, Esparza reflexiona sobre su trayectoria, marcada por el triunfo en la música regional mexicana y las luchas que se esconden detrás de su fama.
Nacido en el pequeño pueblo de Hermenegildo Galeana, Durango, Lupe fue el mayor de doce hijos. Su familia se trasladó a Monterrey en busca de mejores oportunidades, un cambio que definió sus primeros años. Desde joven, trabajó arduamente en una fábrica, pero su pasión por la música nunca se apagó. En 1979, fundó Bronco, que rápidamente se convirtió en una de las bandas más influyentes del género norteño, con éxitos como “Sergio el bailador” y “Que no quede huella”.
Sin embargo, la fama trajo consigo un precio alto. Esparza ha confesado que, en su intento por mantener su vida familiar alejada del ojo público, tomó decisiones que hoy lamenta, como ocultar su matrimonio y la vida de sus hijos. A pesar de los sacrificios, su familia ha sido un pilar fundamental en su vida, y él se siente bendecido de tener a su esposa Marta y a sus hijos a su lado.
A lo largo de su carrera, Bronco ha enfrentado numerosos desafíos, incluyendo la reciente salida del tecladista Ramiro Delgado, quien criticó la falta de apoyo dentro de la banda durante su enfermedad. Estas tensiones han puesto a prueba la cohesión del grupo, pero Esparza se mantiene optimista sobre el futuro. En medio de la controversia, su historia se convierte en un recordatorio de la complejidad de la fama y el amor que sostiene a quienes están en el escenario.
Con la mirada puesta en el futuro, Lupe Esparza sueña con pasar el legado de Bronco a sus hijos, una ambiciosa tarea que espera cumplir con la misma pasión y amor que ha guiado su vida. Su viaje, lleno de sacrificios, nos recuerda que detrás de cada figura pública hay una historia rica y compleja, resaltando la importancia de la familia y la resiliencia.