La vida de Ernestina Sodi Miranda, fallecida el 8 de noviembre de 2024 a los 64 años, es un relato de dolor, resiliencia y búsqueda de paz. Reconocida como escritora y periodista, Sodi dejó una marca indeleble en su familia y en la cultura mexicana, en medio de una historia marcada por desafíos personales y familiares.
Ernestina, la segunda de las hermanas Sodi, creció en un entorno familiar complicado, con la separación de sus padres y una tensa relación con su media hermana, Laura Zapata. La vida de Ernestina estuvo marcada por un trágico secuestro en 2002, que compartió con Laura, un evento que dejó profundas cicatrices en ambas. A pesar de sus intentos de reconciliación a lo largo de los años, la relación entre las hermanas se deterioró, especialmente tras la publicación del libro “Líbranos del mal”, donde Ernestina insinuó la posible implicación de Laura en su secuestro.
La vida personal de Ernestina también estuvo llena de retos. Después de un matrimonio difícil con Fernando González Parra, que incluyó infidelidades y abuso, Ernestina enfrentó la muerte de su madre, lo que la llevó a casarse en un ambiente de luto con Mauricio Camps. Sin embargo, este segundo matrimonio tampoco prosperó.
A pesar de estas adversidades, Ernestina encontró consuelo en su escritura, abordando temas de sufrimiento y resiliencia. Sus obras, como “Cerezos Negros” y “Águeda”, reflejan su lucha interna y su búsqueda de identidad. A lo largo de su vida, mantuvo conexiones profundas con su familia, especialmente con su hermana Thalía, quien expresó su dolor y admiración por Ernestina en sus momentos más difíciles.
Al final de su vida, Ernestina Sodi dejó un legado que trasciende su trayectoria profesional, recordándonos la importancia del perdón y la sanación en medio del sufrimiento. Su historia es una lección de fortaleza y esperanza, que invita a la reflexión sobre los lazos familiares y la capacidad de encontrar paz incluso en los momentos más oscuros.