La vergonzosa muerte de Adalberto Martínez, conocido como Resortes, dejó al mundo petrificado. Este icónico comediante y actor mexicano, nacido el 25 de enero de 1916 en Tepito, dejó una huella imborrable en el cine nacional y se convirtió en un símbolo de perseverancia ante la adversidad. Desde su infancia, marcada por la pobreza y las injusticias, Adalberto encontró en el baile y la comedia un refugio que lo llevaría a ser una figura querida en el entretenimiento mexicano.

Conocido por su gracia y carisma, Resortes debutó en el cine en 1946 con “Voces de primavera”, lo que lo catapultó a la fama. Sin embargo, su ascenso estuvo acompañado de una sombra: el tabaquismo. A pesar de su éxito y la alegría que brindaba al público, Adalberto luchaba contra una adicción que deterioraría su salud con el tiempo. Durante las décadas de 1950 y 1960, su carrera alcanzó nuevas alturas, pero la presión del éxito y la soledad comenzaron a pesar en su vida personal.

A medida que avanzaban los años, su salud comenzó a resentirse. El enfisema pulmonar, resultado de su adicción al tabaco, se volvió una amenaza constante. A pesar de ello, Resortes nunca dejó que sus problemas afectaran su trabajo, continuando con su compromiso de entretener al público hasta el final. En la década de 1990, su figura se convirtió en un símbolo de nostalgia para los mexicanos, mientras su salud se deterioraba rápidamente.

El año 2000 marcó un giro en su vida cuando decidió dejar de fumar, un acto de valentía que llegó demasiado tarde para revertir el daño causado. Enfrentó sus últimos años con gratitud y reflexión, consciente de que su legado perduraría en la memoria colectiva. Adalberto Martínez Resortes falleció en 2003 a los 87 años, dejando un legado imborrable en el corazón de todos aquellos que disfrutaron de su inigualable talento y su capacidad para hacer reír en tiempos difíciles. Su historia es un recordatorio de la lucha y la perseverancia que caracterizan al verdadero arte.