Un nuevo escándalo sacude el mundo de la televisión argentina, esta vez centrado en la figura de Mirta Legrand y su histórico chofer, Marcelo. Después de 30 años de servicio, el conductor fue despedido de manera abrupta mediante una carta documento, generando indignación tanto en el público como en los medios. La periodista Yanina La Torre reveló que Marcelo, quien ha estado al volante de la diva durante décadas, recibía un sueldo de tan solo 700.000 pesos, cifra que se considera insuficiente para alguien con su antigüedad y responsabilidades.

El despido no solo sorprendió por su forma, sino también por el contexto en el que se produjo. Marcelo, que estaba siempre a disposición para eventos, viajes y celebraciones familiares, no recibía compensación por días festivos, fines de semana, ni horas extras. A pesar de su dedicación, su solicitud de aumento salarial fue ignorada, y tras trabajar en el cumpleaños de Mirta, recibió la noticia de su despido sin previo aviso.

Los rumores apuntan a que la decisión fue impulsada por Nacho Viale, nieto de Legrand, quien temía las implicaciones económicas de una posible indemnización tras tantos años de trabajo. Esta situación ha provocado un debate sobre la precarización laboral en el ámbito del espectáculo, donde muchos cuestionan cómo una figura de la talla de Mirta puede permitir un trato tan despectivo hacia alguien que ha sido parte integral de su vida profesional.

La reacción en redes sociales ha sido contundente, con usuarios expresando su enfado y señalando lo inadecuado de la remuneración de Marcelo. La propia Mirta, al ser consultada sobre la situación, manifestó que extraña a su chofer, aunque se deslindó de la responsabilidad, afirmando que fue una decisión tomada exclusivamente por su nieto.

Este caso no solo refleja la precariedad en el empleo de figuras cercanas a celebridades, sino que también abre la puerta a cuestionamientos sobre las relaciones laborales en el mundo del entretenimiento argentino. ¿Debería Mirta intervenir personalmente en situaciones como esta? La respuesta parece más compleja de lo que muchos imaginarían.