LA HISTORIA OCULTA DE WE ARE THE WORLD: EGOS DESMESURADOS Y DOS GRANDES AUSENTES

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El reciente documental de Netflix sobre la grabación de “We Are the World” ha revelado las complejidades y los egos desmedidos detrás de uno de los mayores éxitos de la música pop. La producción, titulada “La noche más grande del pop”, explora la historia de cómo Lionel Richie y Michael Jackson concibieron la emblemática canción en 1984, en medio de tensiones y desafíos inesperados.

A raíz de la crisis humanitaria en Etiopía, el activista Harry Belafonte propuso reunir a artistas destacados para crear un tema benéfico. La idea resonó y pronto se convocaron leyendas de la música como Bruce Springsteen, Diana Ross y Tina Turner. Sin embargo, no todos los grandes nombres asistieron; figuras como Madonna y Prince optaron por no participar, lo que generó especulaciones sobre sus razones.

El documental destaca la figura de Quincy Jones, el productor que logró unir a estos titanes musicales, enfrentando las dificultades logísticas y los egos de los artistas. La grabación se llevó a cabo el 28 de enero de 1985, justo después de los American Music Awards, lo que supuso un desafío adicional en la coordinación de agendas.

El ambiente en el estudio no estuvo exento de tensiones. Según el relato, algunos artistas expresaron descontento con la letra y las decisiones creativas, lo que llevó a momentos de incomodidad. Sin embargo, la dirección de Jones, que instó a los artistas a dejar sus egos en la puerta, fue clave para que la grabación se llevara a cabo con éxito.

Finalmente, “We Are the World” no solo se convirtió en un himno de solidaridad, recaudando millones para causas humanitarias, sino que también dejó una huella indeleble en la historia de la música. Con millones de copias vendidas, esta colaboración monumental sigue siendo un referente en la lucha por la justicia social y un testimonio del poder de la música para unir a las personas.

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