Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más ricos de América Latina, se encuentra nuevamente en el centro de la controversia. Conocido por su activa presencia en redes sociales y su estilo combativo, Salinas ha mantenido una imagen polarizadora en México, similar a la de Donald Trump en Estados Unidos. Recientemente, su enfrentamiento con la politóloga Denise Dresser ha captado la atención pública, comenzando con un intercambio sobre una licuadora que rápidamente escaló a acusaciones de corrupción y prácticas empresariales dudosas.
La disputa tiene raíces que se remontan a 2020, cuando Dresser criticó el cierre de Best Buy en México, lo que provocó una respuesta sarcástica de Salinas sobre una deuda supuesta de Dresser con su empresa Electra. A pesar de que el tema parecía trivial, el conflicto se intensificó, llevando a Dresser a acusar a Salinas de irregularidades en sus operaciones. En diciembre de 2023, Dresser escribió un artículo en Reforma, criticando su manejo empresarial, lo que llevó a Salinas a lanzar ataques personales y reavivar la polémica sobre la deuda de la licuadora.
Además de este enfrentamiento, Salinas enfrenta problemas legales significativos. Su empresa, Grupo Salinas, es demandada por impago de bonos que ascienden a 400 millones de dólares, mientras que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de México reclama una deuda fiscal de 63,000 millones de pesos. Estos casos han suscitado críticas sobre la falta de transparencia y la influencia de Salinas en el sistema judicial mexicano.
A lo largo de su carrera, Salinas ha acumulado un impresionante imperio empresarial, desde el comercio minorista hasta los medios de comunicación, convirtiéndose en una figura clave en la economía mexicana. Sin embargo, sus vínculos con la corrupción y sus controversiales declaraciones han marcado su trayectoria. Desde comentarios misóginos hasta el uso de su poder mediático para desviar la atención de problemas serios, Salinas sigue siendo un personaje complejo que suscita tanto admiración como rechazo. La historia de Ricardo Salinas Pliego es un reflejo de la tensión entre el poder empresarial y la ética en México, un tema que continúa generando debate y análisis en la sociedad.