El 8 de febrero de 2012, el mundo de la música argentina se vistió de luto tras la muerte de Luis Alberto Spinetta, conocido como “El Flaco”. A sus 62 años, Spinetta dejó un legado imborrable en el rock nacional, siendo considerado uno de sus padres fundadores. A pesar de gozar de buena salud hasta poco antes de su fallecimiento, un diagnóstico de cáncer de pulmón, resultado de su adicción al tabaco, cambió drásticamente su vida.

La familia de Spinetta decidió mantener en secreto su enfermedad, aunque su hija intuyó la verdad y fue confirmada por el médico familiar. A pesar de la gravedad de su condición, el músico trató de tranquilizar a sus seguidores a través de las redes sociales, enfatizando que estaba siendo cuidado por sus seres queridos y los mejores médicos. Sin embargo, la prensa no respetó su deseo de privacidad, lo que generó un intenso debate sobre la ética periodística.

Spinetta nació el 23 de enero de 1950 en Buenos Aires y desde temprana edad mostró su talento musical. Su carrera despegó en 1967 con la formación de Almendra, una de las bandas más influyentes del rock en español. A lo largo de su vida, Spinetta experimentó con diversas formaciones musicales, como Pescado Rabioso e Invisible, dejando una huella profunda en la cultura argentina.

Además de su música, su compromiso social fue notable. Spinetta participó en protestas contra la dictadura militar y apoyó causas como la educación y la seguridad vial. Su legado no se limita a las 376 canciones que compuso, sino también a los valores que defendió.

El día de su fallecimiento, fue rodeado por el amor de sus hijos, quienes decidieron esparcir sus cenizas en el Río de la Plata, permitiendo que sus seguidores pudieran rendirle homenaje. En 2014, el Senado argentino declaró el 23 de enero como el Día Nacional del Músico en honor a Spinetta, asegurando que su influencia perdure en la memoria colectiva.