Alberto Vázquez, el icónico cantante mexicano, ha tomado la difícil decisión de retirarse de los escenarios a los 83 años debido a problemas de salud. Su hijo, Arturo Vázquez, reveló que el cardiólogo de Alberto le recomendó evitar las presentaciones en vivo, ya que el esfuerzo podría ser perjudicial para su corazón. A pesar de haber dejado de fumar hace 16 años, el daño causado por su adicción ha resultado en un diagnóstico de EPOC, una enfermedad pulmonar que Alberto ha aprendido a controlar, aunque no tiene cura.
Desde su última actuación en 2022, Alberto se ha dedicado a grabar música en un entorno más tranquilo. Uno de sus proyectos más personales es una emotiva versión de “Smile” de Nat King Cole, interpretada en español como “Sonreír”, que realizó con su familia. Este enfoque en la música sin las exigencias de los conciertos refleja su deseo de seguir conectado con su pasión artística.
Alberto vive actualmente en México, disfrutando de una vida serena junto a su familia, que incluye a su esposa, 43 años menor que él. Arturo defendió su relación, enfatizando que lo más importante es la felicidad de sus padres. En cuanto a su situación económica, se estima que el patrimonio neto de Alberto ronda los 5 millones de dólares, fruto de su exitosa carrera en la música y el cine.
A lo largo de su vida, Alberto ha tenido numerosas relaciones románticas y matrimonios, lo que ha añadido un aire de intriga a su biografía. Su primer matrimonio, a los 16 años, fue anulado rápidamente, y sus romances posteriores, incluyendo uno con la famosa actriz Isela Vega, han sido igualmente tumultuosos. A pesar de los dramas de su juventud, Alberto ha encontrado consuelo en la familia que ha construido y en los recuerdos de su carrera.
Hoy, aunque su vida pública ha disminuido, sigue siendo un símbolo de la música mexicana. Su viaje ha estado marcado por la pasión, el amor y la búsqueda de la estabilidad, mientras enfrenta los desafíos de la edad y la salud. Sin duda, la historia de Alberto Vázquez es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano y del poder de la música para sanar y conectar a las personas.