La historia de Damaso Pérez Prado, conocido como el Rey del Mambo, es un relato de éxito, controversia y legado musical. Nacido el 11 de diciembre de 1916 en Matanzas, Cuba, Pérez Prado se convirtió en una figura icónica de la música latina a finales de los años 40, llenando con su ritmo vibrante escenarios en toda América Latina, incluso en Perú. Sin embargo, su ascenso no estuvo exento de críticas y rechazo por parte de sectores conservadores que veían en el mambo una amenaza a los valores tradicionales.
Desde temprana edad, mostró una inclinación por la música, abandonando sus estudios de medicina para perseguir su pasión. Su carrera despegó en La Habana, donde perfeccionó su estilo al fusionar influencias del jazz con ritmos afrocubanos. Su gran avance llegó en 1947 con el lanzamiento de “Qué rico el mambo”, que lo catapultó a la fama internacional.
A pesar de su éxito, enfrentó desafíos significativos, incluidos el exilio de México en 1953. Las razones detrás de su partida son objeto de especulación, desde conflictos con el gobierno mexicano hasta celos profesionales. A pesar de ello, su legado continuó creciendo. Su música resonó en el cine mexicano y en las celebraciones culturales, convirtiendo canciones como “Mambo número cinco” en clásicos atemporales.
Pérez Prado regresó a México en 1964 y continuó su carrera hasta su muerte en 1989. Su influencia se siente aún hoy, ya que su música sigue siendo un referente en la cultura latina. Recientemente, se anunció la producción de “El sueño de ayer”, una película sobre su vida que promete revivir su legado en la Ciudad de México contemporánea. Damaso Pérez Prado no solo dejó una huella imborrable en la música, sino que también se convirtió en un símbolo de la era dorada del mambo, asegurando su lugar en la historia cultural de América Latina.