Hace 40 años, un trágico incidente durante la filmación de un comercial de Pepsi cambió la vida de Michael Jackson para siempre. El 27 de marzo de 1984, en el Shrine Auditorium de Los Ángeles, el Rey del Pop sufrió graves quemaduras en el cuero cabelludo debido a un fallo en la pirotecnia que debía acompañar su coreografía. Este episodio, que tuvo lugar mientras promocionaba la famosa gaseosa, no solo afectó su salud, sino que también marcó un hito en la historia del marketing.
Michael, que se encontraba en la cúspide de su carrera tras el éxito de “Thriller”, había logrado un contrato sin precedentes con Pepsi por cinco millones de dólares, un movimiento audaz para la época que transformó las estrategias publicitarias. Sin embargo, el accidente dejó secuelas físicas y emocionales en el artista, y muchos biógrafos sostienen que esto contribuyó a su posterior adicción a los analgésicos.
El impacto mediático del incidente fue inmediato. Pepsi lanzó el anuncio pocos días después y la atención generada elevó aún más la expectativa. Como resultado, la marca experimentó un crecimiento en ventas, mientras que Coca-Cola, su principal competidora, se vio forzada a responder. Este evento culminó en el lanzamiento fallido de “New Coke”, un intento de Coca-Cola de reformular su producto para recuperar terreno perdido.
A pesar del accidente, la relación de Jackson con Pepsi continuó, firmando un nuevo contrato que duplicó la cifra anterior y expandió su alcance global. Sin embargo, después de más de dos décadas, la compañía se desvinculó de Jackson, en medio de controversias sobre su vida personal.
El incidente no solo alteró el rumbo de la carrera de Michael Jackson, sino que también cambió para siempre el panorama del marketing, estableciendo un nuevo estándar en la industria. La combinación de su imagen y la estrategia de Pepsi dejó una huella indeleble en la historia de la publicidad, convirtiéndose en un ejemplo de lo que puede surgir de una tragedia.