La vida de Freddie Mercury, el icónico vocalista de Queen, ha sido objeto de fascinación y misterio desde su trágica muerte en 1991. Recientemente, se ha revelado una de las últimas fotos del artista, tomadas por su pareja, Jim Hutton, en el jardín de su hogar, mostrando a un Mercury sereno y sonriente, aunque ya afectado por su enfermedad. Este momento íntimo se captura solo unos meses antes de que el mundo perdiera a una de sus voces más poderosas.
El 5 de septiembre de 1985, Mercury celebró su cumpleaños en una fiesta épica conocida como “Sodoma”, donde la música, el alcohol y los excesos se desbordaban. Esa noche se grabó el video de “Living on My Own”, una canción que, aunque no tuvo un gran impacto en su momento, resurgió en 1993 con un remix que dominó las radios. Sin embargo, su vida estuvo marcada por contrastes: desde el apogeo de su carrera con temas como “Bohemian Rhapsody” y “We Are the Champions”, hasta la lucha silenciosa contra el VIH que lo afectó en sus últimos años.
A medida que la enfermedad avanzaba, Mercury mantuvo su diagnóstico en secreto hasta el final, enfrentando el estigma y la homofobia de la sociedad. Su última aparición pública fue en los Brit Awards de 1990, donde su deterioro físico era evidente, pero su espíritu seguía presente. Un día antes de su muerte, hizo público su estado, dejando un legado que sigue inspirando a millones.
La última canción de Mercury, “Mother Love”, fue grabada con gran esfuerzo, reflejando no solo su talento, sino también su valentía ante la adversidad. Su funeral, una ceremonia privada, fue un reflejo de su deseo de mantener su vida personal alejada del escrutinio público. Aún hoy, el destino de sus cenizas permanece como un misterio, simbolizando la complejidad de su vida y su legado perdurable en la historia de la música.