Coca-Cola enfrenta una crisis de imagen tras una serie de controversias que han impactado su reputación y ventas, especialmente entre la comunidad latina en Estados Unidos. Recientemente, la marca ha sido acusada de traicionar a sus trabajadores latinos al denunciarlos para su deportación, un hecho que ha generado un boicot masivo hacia sus productos en favor de su competidor, Pepsi. Aunque Coca-Cola ha desmentido estas acusaciones, el daño parece haberse hecho, pues las comunidades latinas critican su apoyo implícito a las políticas antiinmigrantes de Donald Trump.

Además, la compañía ha lidiado con otros escándalos graves. Uno de los más destacados fue el “Cristiano Effect”, cuando el famoso futbolista apartó botellas de Coca-Cola durante una conferencia de prensa, lo que provocó una caída de más de 4 millones de dólares en su valor de mercado en pocas horas. Este incidente, sumado a la decisión fallida de lanzar una nueva fórmula en los años 80, conocida como “New Coke”, ha dejado una marca indeleble en la historia de la empresa.

A lo largo de los años, Coca-Cola también ha enfrentado críticas por su impacto ambiental, incluyendo la contaminación de fuentes de agua y la producción masiva de plástico. La reciente controversia por su patrocinio en la COP27 ha sido vista como un intento de “greenwashing”, lo que ha exacerbado la percepción negativa sobre sus prácticas corporativas.

A pesar de estos tropiezos, Coca-Cola continúa dominando el mercado de refrescos, aunque la pregunta persiste: ¿cuánto tiempo podrá mantener su posición ante un público cada vez más crítico y consciente de los problemas sociales y ambientales? Con el auge de las redes sociales, los errores de la compañía son más visibles y difíciles de ignorar, lo que podría marcar un cambio en su futuro.