La icónica serie “Embrujada” (“Bewitched”), que capturó los corazones de millones de espectadores desde su estreno en 1964, llegó a su fin de manera inesperada en 1972. A pesar de su éxito rotundo y sus altos índices de audiencia, la serie se vio envuelta en un torbellino de drama detrás de cámaras que contribuyó a su prematuro final. Erin Murphy, quien interpretó a Tabitha, ha declarado que la serie no fue cancelada, sino que su conclusión se debió a varios factores complejos.

Uno de los principales motivos fue la salud del actor Dick York, quien dio vida a Darrin Stephens. York enfrentó serios problemas de salud que lo llevaron a ausentarse con frecuencia y, eventualmente, a ser reemplazado por Dick Sargent. Este cambio generó descontento entre los fanáticos, quienes sentían que la química entre los personajes se había perdido. La crítica también apuntó a la repetitividad en los guiones y a la disminución de la calidad de producción, elementos que erosionaron el interés de la audiencia.

Además, la vida personal de Elizabeth Montgomery, la actriz que interpretó a Samantha, jugó un papel crucial. Su matrimonio con el director del programa, William Asher, se estaba deteriorando, lo que influyó en su decisión de dejar el programa. A pesar de que “Embrujada” fue renovada para más temporadas, Montgomery optó por no continuar, buscando roles más desafiantes y alejándose de la actuación, que había mantenido con sentimientos encontrados.

El legado de “Embrujada” perdura, ya que la serie sigue siendo un clásico querido y ha encontrado nueva vida a través de plataformas de streaming. Sin embargo, el drama detrás de cámaras y las tensiones personales reflejan cómo, a pesar de su éxito, la serie no pudo escapar de las complejidades de la vida real. La historia de “Embrujada” nos recuerda que incluso las producciones más queridas pueden verse afectadas por los desafíos humanos que enfrentan sus protagonistas.