El hijo de Audrey Hepburn finalmente confirma lo que pensábamos desde el principio
Audrey Hepburn, la icónica actriz y símbolo de la moda, es recordada por su elegancia y por su inolvidable “pequeño vestido negro”. Sin embargo, su vida estuvo marcada por profundas tragedias y una notable resiliencia, como ha revelado recientemente su hijo, Sean Ferrer. A través de conmovedores relatos, Sean ha pintado un retrato más complejo de su madre, más allá del ícono glamoroso que el mundo adora.
Hepburn fue diagnosticada en 1992 con pseudomixoma peritoneal, un tipo raro de cáncer considerado inoperable. A pesar de su enfermedad, mostró una extraordinaria fortaleza, priorizando su familia y su trabajo humanitario. Recordando esos momentos, su pareja de largo tiempo, Robert Walders, dijo que Audrey estaba desesperada por pasar la Navidad con sus seres queridos en Suiza, lo que llevó a sus amigos a organizar un jet privado para asegurar su viaje, a pesar de las preocupaciones sobre su salud.
A lo largo de sus últimos días, Hepburn se enfocó en su familia y en dejar un legado de amor y generosidad. En una de sus últimas conversaciones, expresó que no temía a la muerte, sino al dolor. Su vida fue un testimonio de su compromiso con UNICEF y su dedicación a mejorar las vidas de los niños en todo el mundo, lo que le valió la medalla presidencial de la libertad en 1992.
Hepburn falleció el 20 de enero de 1993, pero su legado perdura a través de sus hijos y su trabajo humanitario. Sean y su hermano Luca han estado trabajando en una subasta de recuerdos familiares para honrar su memoria, subrayando la importancia de su impacto en el mundo. A medida que se revelan los aspectos más profundos de la vida de Audrey, se reafirma su lugar como un faro de esperanza y compasión, tanto en el cine como en la vida actual.