David Bowie, el icónico músico británico, dejó una huella imborrable en la historia del rock, marcada por su talento inigualable y su compleja vida personal. Su relación con Mick Jagger, líder de los Rolling Stones, es uno de los episodios más intrigantes de su biografía. Según relatos, la esposa de Bowie, Angela Barnett, lo sorprendió en la cama con Jagger, un escándalo que se convirtió en tema de conversación en la escena musical. A pesar de esto, su colaboración en la célebre “Dancing in the Street” se transformó en un himno de la época.

El éxito de Bowie no estuvo exento de controversia. Su colaboración con Queen en “Under Pressure” desató una lucha de egos entre él y Freddie Mercury, lo que culminó en un enfrentamiento durante la grabación. A pesar de los conflictos, el tema se convirtió en un clásico atemporal. Sin embargo, la vida de Bowie estuvo marcada por las adicciones y los excesos, especialmente en los años setenta, donde su salud se vio gravemente afectada.

Tras tocar fondo, Bowie optó por un cambio radical y se mudó a Berlín, donde inició un proceso de desintoxicación y renacimiento artístico. En esta ciudad, creó su famosa trilogía de Berlín, que incluyó álbumes icónicos como “Low” y “Heroes”. Su capacidad para reinventarse constantemente lo llevó a explorar nuevas sonoridades y a colaborar con artistas de diversos géneros.

A lo largo de su carrera, Bowie no solo fue un músico innovador, sino también un visionario en el ámbito financiero, al emitir bonos respaldados por sus regalías musicales. Su vida personal también fue notable; se casó con la modelo Iman y tuvo una hija, Alexandria. Bowie continuó creando música hasta su fallecimiento en enero de 2016, tras una batalla contra el cáncer de páncreas.

David Bowie no solo fue un referente del rock, sino un verdadero camaleón artístico que desafió las normas y dejó un legado que sigue inspirando a nuevas generaciones. Su historia es un testimonio de la lucha, la creatividad y la búsqueda de identidad en un mundo en constante cambio.