La madre del asesino de Charlie Kirk, Tyler Robinson, rompe su silencio en un desgarrador testimonio que revela la cruda realidad detrás del crimen que ha conmocionado a la nación. Amber Denis Robinson, entre lágrimas, confiesa que no quería entregar a su hijo a la policía, pero la presión de su esposo, Matt, la llevó a tomar la decisión más dolorosa de su vida. “Tyler no era un monstruo, era mi hijo”, dice Amber, mientras recuerda el momento en que, con el corazón roto, acompañó a su hijo a la comisaría, sabiendo que nunca volvería a ser el mismo.
La madre relata cómo, tras enterarse del asesinato de Charlie Kirk, se vio atrapada en un torbellino de emociones, sintiendo que debía actuar. “No podemos esconderlo. Tenemos que entregarlo”, insistió su esposo, convencido de que era lo correcto. Amber describe el silencio ensordecedor en su hogar, donde Tyler, cabizbajo, no pudo negar lo que había hecho. “Yo le preguntaba una y otra vez, ‘Tyler, dime que no es verdad’, pero su silencio fue la respuesta más dolorosa”, confiesa.
El calvario de Amber no termina ahí. Desde que se conoció la verdad, ha sido objeto de odio y desprecio, siendo señalada como cómplice del crimen. “La gente me llama criminal, pero nadie entiende el infierno que estoy viviendo”, dice con la voz quebrada. Su historia es un recordatorio de que detrás de cada crimen hay un dolor humano profundo, un eco de dos familias destrozadas.
Amber Denis Robinson comparte su carga emocional, revelando que, aunque Tyler haya cometido un acto imperdonable, para ella siempre será su hijo. “Entregué a Tyler, pero también enterré mi corazón ese día”, concluye, dejando al mundo con la difícil pregunta de qué significa realmente ser madre en medio de un horror inimaginable.